
¿No os gusta el emoticono del diablillo morado con cuernecillos y sonrisilla malvada? A nosotros nos encanta porque parece que nos está animando a dar un paso hacia lo políticamente incorrecto, a ser un poco malotes.
Ser malote no significa provocar disturbios en las calles; para nosotros, más bien, tiene una connotación de libertad, de tomar una decisión que no incomoda a nadie pero que no se ajusta a lo que se espera de nosotros.
Hay que tener libertad, vivir y pensar libremente y hay que esforzarse por mantener y extender la libertad. La libertad no es universal y esto no hay que olvidarlo, al igual que hay que tener siempre presentes el alcance y los límites de nuestra libertad.
No pasa nada porque nuestro comportamiento no sea el que se espera de nosotros si con ello no molestamos a nadie. Por ejemplo: ¿a quién –aparte de a vuestros hijos o sobrinos- puede molestar la decisión de rellenar unos canelones con berenjenas, en vez de hacerlo con la típica picada de carne?
Si queréis probar, os dejamos algunas guías para confeccionar este plato:
1.- Preparamos el relleno de berenjenas
El relleno es ‘berenjenas a la provenzal’: en un sartén freímos una cebolla grande picada fina; al poco de echarla, antes de que empiece a dorarse, añadimos cuatro o cinco berenjenas cortadas en cubos pequeños, para que después quepan bien en el interior, y cuando empiezan ya a estar hechas, añadimos tomate frito (como siempre, si es casero, mucho mejor); salpimentamos y dejamos cocinar todo junto unos minutos hasta que todos los ingredientes están hechos e integrados.
2.- Cocemos los canelones
Confesamos que en este paso hemos vuelto a ser un poco malotes, porque el paquete del fabricante decía que “no es necesario cocer los canelones antes de ponerlos al horno”. Discrepamos; no estamos de acuerdo con el fabricante –por experiencia- así que ejercemos nuestra libertad de cocerlos antes de rellenarlos, porque así nos aseguramos de que están tiernos. Unos ocho minutos en agua hirviendo y luego los sacamos y pasamos por agua fría para cortar la cocción.
3.- Rellenamos los canelones
Poco que decir, salvo que es relajante.
4.- Cubrimos con bechamel y queso, y al horno
Colocamos los canelones rellenos en una fuente para el horno y cubrimos con una capa de bechamel (ya sabéis, si es casero…) y posteriormente otra de queso.
Colocamos en el horno, que previamente habremos precalentado a unos 200 grados, y cocemos unos quince minutos aproximadamente; no es necesario mucho tiempo ya que en realidad todos los ingredientes están ya cocinados, por lo que el tiempo será el justo para que se fundan los sabores y se gratine el queso.
Y… a la mesa. Si queréis, no aviséis de que no están rellenos de carne, a ver qué ocurre. Para vuestra tranquilidad: vuestros o sobrinos no se darán cuenta de que están rellenos de berenjenas hasta que los prueben y esta receta es tan sabrosa que les encantarán.
Así que os invitamos a que seáis un poco malotes y rellenéis los canelones con berenjenas… ¡o no! Mucho mejor que los rellenéis con lo que vuestro diablillo particular os sugiera al oído 😉
¡Sed libres, amigos!