
Cambiamos, todos cambiamos y el cambio es continuo, tanto que es posible que lo único que realmente permanece sea el propio cambio. Imperceptible en el instante, e incesante en su esencia.
Una persona renueva cada día más de trescientos mil millones de células; algunas casi a diario, otras cada varios días y el resto una o pocas veces en la vida. Se estima que en un periodo de entre diez y quince años nuestro cuerpo se renueva por completo.
La eterna y básica pregunta de quién soy y qué constituye mi “yo” nos sitúa en un escenario por el que deambulan eso que llamamos forma de ser, la memoria, nuestros recuerdos y un número en un carné frente a un auditorio adormecido.
En ese escenario el cambio es también imperceptible a corto plazo pero incesante y evidente si lo observamos con un mayor margen temporal. Es muy improbable ser igual a los veinte, que a los treinta, que a los cincuenta años.
Hay edades en la que los cambios son más pausados y otras en las que son vertiginosos, agresivos, tanto que no somos casi ni capaces de asimilarlos. La paradoja surge porque aunque la transformación sea una de las esencias de nuestro universo, la resistencia al cambio es también natural, quizás por inseguridad, incertidumbre ante una nueva situación o por ese artificio por el que fingimos ser iguales y coherentes con nosotros mismos cuando en realidad no sabemos ni lo que somos.
Aunque la salsa pesto es con albahaca, en esta ocasión la hemos cambiado por espinacas, con incertidumbre pero expectantes ante el resultado.
Receta de tagliatelle con pesto de espinacas y salmón
- 1 manojo de espinacas frescas o una bolsa de espinacas
- 50 gramos de avellanas
- 150 gramos de queso parmesano rallado
- 2 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Entre 320 y 350 gramos de tagliatelle (antes de cocerlos)
- 4 lomos de salmón
1.- Empezaremos por hacer el pesto de espinacas. Se hace igual que el pesto tradicional de albahaca pero sustituyendo ésta por espinacas y los piñones por avellanas. En realidad podemos usar varios frutos secos como avellanas, los propios piñones, nueces, cacahuetes tostados, almendras…
2.- Lavamos bien las espinacas y esperamos a que estén secas; una vez secas, las cortamos y las colocamos en un robot de cocina o en el vaso de la batidora junto con las avellanas, los dos dientes de ajo pelados, el queso rallado y la sal. Batimos todo y poco a poco vamos incorporando el aceite para que se integre con el resto de ingredientes hasta conseguir la textura deseada. Debe quedar una salsa que sea fácil de impregnar en los tagliatelle.
3.- Cocemos los tagliatelle.
4.- Mientras calentamos el agua y cocemos la pasta, cocinamos los lomos de salmón, uno por persona, a la plancha.
5.- Una vez cocidos los tagliatelle los repartimos directamente en los platos, repartimos sobre ellos el pesto de espinacas y añadimos el lomo de salmón.
6.- Un plato sencillo, rápido y muy completo que os animamos a probar y versionar según vuestros gustos.