En la ciudad deshabitada los árboles crecen en cualquier lugar y los arriates desaparecieron bajo la hierba hace mucho tiempo. Los gatos no se esconden y los escarabajos no mueren pisados. La ciudad deshabitada no es geométrica ni previsible, la lluvia es transparente y se ve el cielo.

No hay avenidas ni relojes y a veces existe el silencio.
En la ciudad deshabitada no hay puertas ni ventanas, la tierra no tiene dueño, no queda nadie para hacer migas los domingos y los seres que pasan por ella se alimentan para vivir.
A veces está completamente oscura y entonces su ritmo es el de un océano.
En la ciudad deshabitada no dio tiempo a enterrar a los últimos hombres y sus huesos yacen mordidos y enredados entre los muelles de viejos colchones oxidados por lágrimas de rabia y fracaso.
Receta de migas de pan
Nosotros solemos comer las migas los domingos, cuando quedamos con amigos, porque tienen bastante trabajo y así, mientras las guisamos en un perol grande y al aire libre, aprovechamos para ir compartiendo los primeros momentos de la jornada. Es un plato de aprovechamiento, que se hace con muy poco y que para nosotros representa que en realidad para alimentarnos necesitamos mucho menos de lo que parece.
Ingredientes para cuatro personas:
- ½ kilo de migas de pan (hoy se puede encontrar ya el pan en migas en panaderías, supermercados, etc., y comprarlo ya así ahorra bastante tiempo).
- 1 cabeza de ajos
- 1 chorizo para freír / guisar
- 100 gramos de panceta
- 4 pimientos para freír
- Para acompañar: rábanos, gajos de naranja…
1.- Lo primero que hay que hacer es humedecer ligeramente las migas de pan. Para ello las ponemos en un recipiente amplio, nos mojamos los dedos de la mano y vamos salpicando las migas hasta que estén ligeramente humedecidas. Es importante encontrar el punto justo, ya que si nos quedamos cortos se quedarán luego muy secas y si nos pasamos tardaremos mucho en cocinarlas hasta que se evapore todo el agua. Deben absorber el agua, que en ningún caso debe hacer que las migas se deshagan y mucho menos quedar en el fondo del recipiente.
2.- En un perol o sartén grande cubrimos el fondo de aceite, calentamos y freímos todos los ajos, enteros y con piel, pero machacados. Cuando estén fritos, retiramos de la sartén y reservamos.
3.- Partimos los pimientos en tiras, retiramos las pepitas y freímos en el mismo aceite. Cuando alcancen el punto que nos guste, retiramos y reservamos junto a los ajos.
4.- En el mismo aceite freímos la panceta, que previamente habremos cortado en trozos pequeños, lo justo para mezclarse y combinarse después con las migas de pan. Reservamos con los ajos y los pimientos.
5.- Desmigamos el chorizo y lo freímos en el mismo aceite. El chorizo se freirá muy rápido, por lo que enseguida incorporamos de nuevo los ajos, la panceta (los pimientos no, que dejaremos para decorar al final) y las migas, y empezamos a remover con paciencia todo el conjunto.
6.- La clave está en remover, remover y remover hasta que las migas vuelvan a estar secas y sueltas. Al principio quedarán más compactas por la humedad, pero según se vayan secando se irán separando y finalmente quedarán sueltas.
7.- Cuando consigamos que estén sueltas, estarán listas para comer. Servimos en platos y decoramos con los pimientos y cualquier otro acompañante que se nos ocurra, ya que admiten múltiples posibilidades como los rábanos, los gajos de naranja, sardinas…