Moussaka

Ahora, inspira profundamente por la nariz hasta llenar tus pulmones y a continuación expulsa todo el aire despacio, progresivamente, hasta vaciarlos. Concéntrate en tu respiración y cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. Vuelve a inspirar aumentando ligeramente el tiempo de inhalación y expira alargando también el tiempo de vaciado. Repite esta secuencia varias veces y luego recupera tu ritmo normal de respiración, inspirando y expirando tranquilamente por la nariz.

Decía Albert Camus que la única pregunta filosófica que realmente tiene sentido es sobre el suicidio: amanece, despiertas, te levantas, desayunas, trabajas, almuerzas por ejemplo una moussaka, sigues trabajando o dedicas el tiempo a otra cosa, cenas por ejemplo un tazón de ramen, te acuestas, duermes y vuelve a amanecer. Y así un día tras otro.

Buscarle sentido a esta secuencia es intentar hallárselo a la existencia y proyecta nuestros razonamientos hacia el destino y también hacía los orígenes. Nos desplaza del aquí-ahora a otros escenarios que nos alejan del fluir que es la esencia de esa existencia que analizamos, del rítmico baile del cosmos, a veces trágico a veces abrumadoramente hermoso, del que formamos esta minúscula parte.

Hemos interiorizado tanto la búsqueda de un “para qué” que es capaz de condicionar todo acto: sin objetivo, el movimiento carece de sentido. Sin objetivo, ¿el movimiento carece de sentido?

Ahora-aquí vuelve a inhalar tranquilamente por la nariz y exhalar por la boca varias veces sintiendo cómo se mueve tu pecho al compás de tu respiración concéntrate en ella sin más pretensión que sentir tu cuerpo tu mente y tu entorno y cuando sientas que todo fluye de nuevo sin interrupciones prepárate para disfrutar paso a paso del cocinado y solo del cocinado de tu moussaka.

Ingredientes para cuatro personas:

1.- Para la primera elaboración: patatas (dos o tres medianas)

2.- Para la segunda elaboración: berenjenas (tres medianas)

3.- Para la tercera elaboración (salsa de carne): 3 dientes de ajo; 1 cebolla; 500 gramos de carne (la receta original es con cordero, pero nosotros hemos utilizado ternera); 3 tomates maduros y rallados; medio vaso de vino de guiso y un vaso de caldo de carne.

Nota: podemos sustituir la carne por soja texturizada y hacer así una moussaka vegetariana, y si prescindes de la bechamel, vegana.

4.- Para la cuarta elaboración (bechamel): 50 gramos de mantequilla, 50 gramos de harina, medio litro de leche y nuez moscada.

5.- Para la cobertura: queso rallado, el que más nos guste.

Comienza preparando las berenjenas; para ello, empieza por córtalas con un grosor de medio centímetro aproximadamente, coloca las rodajas sobre papel absorbente y añádeles un poco de sal para que suelten agua y quitarles el amargor. Tras unos treinta minutos aproximadamente fríe en una sartén las rodajas sin utilizar mucho aceite para que no queden grasientas. Reservamos.

Tras las berenjenas, es el turno de las patatas: las pelamos, cortamos también en rodajas aunque algo más gruesas que las berenjenas, de un dedo de grosor aproximadamente, y las freímos a fuego bajo, para que queden tiernas. Estas patatas serán la base de nuestra moussaka. Reservamos.

El tercer paso o elaboración es la preparación de la carne. Hacemos un sofrito clásico que empezaremos con tres dientes de ajo pelados y cortados en láminas; antes de que empiecen a dorarse añadimos la cebolla pelada y cortada en trozos pequeños. Cuando empiece a transparentar incorporamos la carne picada y salpimentamos. Removemos todo y vamos friendo hasta que la carne esté hecha, momento en el que añadimos los tomates rallados. Freímos unos cinco minutos para que se frían también los tomates y transcurrido este tiempo añadimos medio vaso de vino de guisar y un vaso de caldo de carne, para cocinar todo junto y que se integren bien los sabores. Dejamos cocer todo hasta que se evapore el líquido y reservamos también esta preparación.

En cuarto lugar hacemos una bechamel: en una sartén derretimos la mantequilla a fuego lento y cuando esté derretida incorporamos la harina; removemos unos segundos y vamos incorporando la leche poco a poco y siempre removiendo con unas barillas para que no queden grumos. La cantidad de leche que incorporemos dependerá de si nos gusta la bechamel más líquida o más espesa, aunque para esta receta es mejor que no sea muy líquida para que quede en la capa superior y no filtre hacia las de abajo. Añadimos un poco de sal y nuez moscada.

Una vez listas las cuatro elaboraciones, solo nos restará montar la moussaka y hornear.

En una fuente para horno colocamos una primera capa de patatas. A continuación una capa de berenjenas y encima de ésta, una capa de carne. Apretamos bien con una cuchara y volvemos a colocar otra capa de berenjenas, otra de carne, volvemos a compactar con la cuchara y tapamos con una más de berenjena. Cubrimos todo con la bechamel y añadimos encima una capa de queso rallado.

Para hornear, precalentamos el horno a 160 grados y metemos la moussaka durante veinte minutos; transcurrido este tiempo, subimos el horno a 200 grados para gratinar el queso, durante tres minutos. Sacamos, servimos y por supuesto disfrutamos también del momento de degustarla.

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